La Crónica de Benavente

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jueves, febrero 09, 2006

Mis libros (9)

Cronistas y viajeros por el norte de Zamora

Centro de Estudios Benaventanos. Benavente 2004, pp. 324


El texto se divide en dos partes asimétricas, la primera, breve, a modo de reflexión y síntesis del corpus documental que en la segunda parte se hilvana, acompañado de un índice toponímico, que agiliza y dirige la lectura del libro.
Nudo de caminos, esa ha sido (y es) la historia de Benavente: vía de la Plata, Calzada de la guinea, Camino de Santiago y Real de Galicia, de contrabandistas, de arriegos maragatos y segadores gallegos, cañada de pastores y rebaños, haz siempre de viejas rutas hoy remozadas en la encrucijada de autovías hacia el NO asturiano y gallego. Este territorio actualmente al N de Zamora, provincia de Valladolid en el Antiguo Régimen, condado de Benavente, ámbito que desde las tórridas campiñas y llanos de Villalpando se desepereza en el solaz entrerríos de los valles, ya en Benavente (Órbigo, Esla, Cea y Eria) para extenderse luego en el largo corredor del Tera, flanqueado por las sierras de la Culebra y Carpurias hasta Sanabria, raya con Galicia.
Estas tierras de recias carrascas y encinas belloteras que insensiblemente dan paso a los más plorantes carbayos de las penillanuras occidentales, lugar siempre de paso, de recueros y arriería: el peligro de los ríos, barcas zozobrantes, las puentes frágiles y temerosas (si no hundidas), de arroyos y corrientes bien trucheros que admiran los viajeros, desde Münzer a F. Ford, por no hablar de las ricas pesquerías del alto Tera y el lago de San Martín de Castañeda, cuna de la intrahistoria, como le gustaría a Unamuno.
Esta es la tierra que recorre Martín Benito (con otros ojos) y por la que también vagamos todos sus lectores.
Extracto del prólogo de Fernando Regueras Grande.

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