La Crónica de Benavente

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miércoles, febrero 15, 2006

Robar y saquear (y II)

Sinónimos o antónimos
Saquear
por J. I. Martín Benito

Es la rapiña por la rapiña. Es entrar y llevárselo todo, sin miramientos, sin atender a las súplicas. Si se tercia, es arrancar de cuajo las estrellas.
El que saquea no tiene conciencia ni actúa sólo. Difícilmente puede uno tomar la iniciativa de manera individual. Los saqueadores actúan en masa. Entonces, ¿cómo sabe uno que puede ser potencialmente un saqueador? Sencillamente, no lo sabe. No lo sabrá hasta que se le presente la ocasión.
Seguramente muchos soldados de cualquier tiempo y condición eran modélicos hijos, fieles esposos y amantísimos padres. Seguro, sí, hasta que la bestia se desató; las tropas entraron en la ciudad y el disciplinado ejército se volvió por unas horas una negra amenaza que no respetaba ni templos, ni casas ni personas.
El saqueo es alentado o consentido, muchas veces, por la superioridad. En muchas guerras los oficiales, cuando han tomado una ciudad, hacen la vista gorda por unas horas. Lo hicieron los ingleses en Ciudad Rodrigo en 1812 cuando la tomaron al asalto. El prudente general en jefe del ejército británico, Lord Wellington, no quiso enterarse de las tropelías y abusos que estaban cometiendo sus hombres durante toda la noche.
Pero no sólo las ciudades pequeñas están sujetas al saqueo. Hasta la misma Roma lo sufrió por las tropas imperiales de Carlos V en 1527. Es verdad que no fue el de Gante, sino otro Carlos, el de Borbón, el que comandaba las tropas, pero a la postre tanto da; estas entraron a saco en la ciudad e hicieron de las suyas. Las consecuencias las sufrió, como siempre, la población. Con la recompensa del pillaje por las pagas pendientes, la soldadesca se lanzó al saqueo y a la violación de cuántas mujeres encontraban a su paso. El saco de Roma fue un mazazo para toda la cristiandad. El peligro no venía del exterior, sino que estaba dentro. La ciudad eterna era vulnerable. ¿Qué pecados capitales se activan en un saqueo? Probablemente muchos, entre ellos, la ira, la codicia, la avaricia…
Por eso, saquear no es sinónimo de robar. En el robo prevalece el individuo; en el saqueo, la jauría.
Ilustración: El saco de Roma

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