La Crónica de Benavente

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jueves, marzo 09, 2006

Artículo de opinión

ÓSCAR REGUERA O EL ESPÍRITU DE WAGNER
Por José Ignacio Martín Benito
Decía Woody Allen, en su película Misterioso asesinato en Manhattan (1993), que cuando oía la música de Wagner le entraban ganas de invadir Polonia.
A algunos dirigentes o destacados miembros del Partido Popular de Zamora le sucede algo parecido: oyen la palabra “Benavente” y comienzan a apuntar sus cañones de artillería verbal contra la ciudad, sus instituciones y sus representantes.
Ayer mismo, sin ir más lejos, el delegado territorial de la Junta de Castilla y León profirió, desde Zamora, duros epítetos al alcalde de Benavente. Durante cinco largos minutos, Reguera, que presentaba la actuación del SACYL en la provincia, dejó de lado su papel institucional, esto es, de representante de la administración regional, y se tiró al monte, a la caza y captura de Manuel García Guerra, alcalde de Benavente.
Calificativos o dentelladas de “insensato”, "inconsciente", "inconsistente", “insensible”, “radical” o “sectario”, con los que se despachó todo un cargo institucional como don Óscar en relación con el alcalde de Benavente, no son la mejor manera de establecer un puente entre la administración regional –la Junta- y los ayuntamientos de la región, en este caso Benavente.
¿Se imagina alguien, por casualidad, a Miguel Alejo, delegado del Gobierno en la región, dirigiendo estos o similares calificativos, que rayan el insulto, al presidente Juan Vicente Herrera? Seguramente, no, ni por asomo.
No se quedó ahí el señor Reguera. Acabó diciendo que los benaventanos no se merecen al alcalde que tienen. Convendrá recordarle al señor Reguera que si no quiere ser respetuoso con la institución a la que representa -la Junta-, sí lo sea, al menos, con la decisión de los vecinos de Benavente que, con su voluntad, eligieron y prefirieron que fuera García Guerra el alcalde de la ciudad. Nadie discute que el cargo de delegado territorial sea de designación digital y que no medie la elección directa.
Y es que no sólo es cuestión de saber estar a la altura de la institución a la que se representa sino también de educación. Sería muy triste que el delegado de la Junta pudiera estar huérfano de ambas.
Esta obsesión que algunos sectores conservadores tienen desde Zamora con respecto a Benavente convendría que se atemperara. No es buena y, además, puede producir úlcera de estómago. Es mejor tomarse una tila y escuchar no sólo a Wagner, sino también a Mózar, en el año del 250 aniversario de su nacimiento.
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