El Memorial de Salazar (y III)
POZO AIRÓN (y III)
J. I. Martín Benito
Cuando pudimos ver de nuevo la luz del día, di gracias al Altísimo. La ascensión resultó ser más fácil que la bajada, pues los de arriba casi me alzaron en volandas. Y ya todos juntos, nos dispusimos a dar cuenta de un poco de pan, vino y queso y a comentar lo que allí abajo habíamos visto y de lo que se creía y contaba acerca de aquella sima. Y uno de los lugareños, que parecía el más avispado y aficionado también, como yo, a las cosas antiguas, dijo haber oído que el pozo era la boca de un túnel que llevaba hasta la ciudad. Los otros, sin embargo, añadían que bien podía ser, pero que también tenía comunicación con el río y en prueba de ello añadieron que algunas cabras que por allí se despeñaron, aparecieron después en el Águeda, que dista de aquí legua y media. Pero todos creían también que era o había sido aprovechado como guarida de ladrones, o en reuniones de brujas y hechiceros que se reunían allí para hacer sus conjuros.
En esto estábamos cuando, de pronto, advertimos que de la boca del pozo comenzaba a salir humo, de lo cual resultó que mis acompañantes, muy alarmados, huyeron despavoridos, persignándose y clamando la ayuda divina, sin detenerse siquiera a saber o comprobar la procedencia de aquello. No sin cierto temor me acerqué a la boca del pozo, y pude ver la causa: una de las teas que habíamos abandonado cuando iniciamos la escala había prendido unas matas verdes que se criaban en el fondo, donde llegaba la claridad y esta era la razón y no otra.Yo, tengo para mí, que más que todas las cosas de fabulación que dicen, el citado pozo es una mina de hierro abandonada, pues se veía óxido en las paredes. Y la corriente que sentimos y los silbidos que oíamos allá dentro deben ser producto del aire que se mezcla por alguna grieta o embocadura oculta. Cuándo se fabricó no lo puedo decir, pero bien podría ser obra de romanos o de moros, como otras que he visto yo en mi tierra de Lorca. De otro Pozo Airón tuve noticia en otra visita que hice a Las Arribes al año siguiente, donde me informaron de la existencia de una caverna excavada por el agua en el lugar de Pereña, que es ya del obispado de Salamanca y esta no es mina, sino capricho de la naturaleza. Así que, por aquí, deben llamar Airón a todas aquellas cavidades que penetran en el interior de la tierra. Y según cuenta Ambrosio de Morales, cerca de la villa llamada el Castillo de Garci Muñoz, en la Mancha, hay un lago del mismo nombre, no muy grande, pero muy profundo, al que no se le conoce fuente ni manantial. Y el nombre de Airón debió ser el de alguna divinidad de las simas y de los abismos, a la que adoraban o rendían culto los naturales de Hispania, antes que nuestra santa fe se propagara por ella.
En esto estábamos cuando, de pronto, advertimos que de la boca del pozo comenzaba a salir humo, de lo cual resultó que mis acompañantes, muy alarmados, huyeron despavoridos, persignándose y clamando la ayuda divina, sin detenerse siquiera a saber o comprobar la procedencia de aquello. No sin cierto temor me acerqué a la boca del pozo, y pude ver la causa: una de las teas que habíamos abandonado cuando iniciamos la escala había prendido unas matas verdes que se criaban en el fondo, donde llegaba la claridad y esta era la razón y no otra.Yo, tengo para mí, que más que todas las cosas de fabulación que dicen, el citado pozo es una mina de hierro abandonada, pues se veía óxido en las paredes. Y la corriente que sentimos y los silbidos que oíamos allá dentro deben ser producto del aire que se mezcla por alguna grieta o embocadura oculta. Cuándo se fabricó no lo puedo decir, pero bien podría ser obra de romanos o de moros, como otras que he visto yo en mi tierra de Lorca. De otro Pozo Airón tuve noticia en otra visita que hice a Las Arribes al año siguiente, donde me informaron de la existencia de una caverna excavada por el agua en el lugar de Pereña, que es ya del obispado de Salamanca y esta no es mina, sino capricho de la naturaleza. Así que, por aquí, deben llamar Airón a todas aquellas cavidades que penetran en el interior de la tierra. Y según cuenta Ambrosio de Morales, cerca de la villa llamada el Castillo de Garci Muñoz, en la Mancha, hay un lago del mismo nombre, no muy grande, pero muy profundo, al que no se le conoce fuente ni manantial. Y el nombre de Airón debió ser el de alguna divinidad de las simas y de los abismos, a la que adoraban o rendían culto los naturales de Hispania, antes que nuestra santa fe se propagara por ella.
Foto: Campos de Garci Muñoz. Fotografía de Antonio Real.
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